miércoles, 11 de noviembre de 2009

Aforismos///Schopenhauer

Dejada un poco de lado y olvidada en el blog (en lo personal no), la filosofía debe volver. Ayer termine el libro: El caminante y su sombra. Ese mismo donde Nietszche nos aburre a los ignorantes de música clásica y nos domina con enamora con sus últimos 40 aforismos. No obstante hoy no hablaremos de ese filosofo, el turno de este día le corresponde a Arthur.Arthur Schopenhauer (1788-1860), pensador y máximo representante del pesimismo profundo(que no es lo mismo, {esto es realmente importante}, que el profundo pesimismo), un filosofo con la suficiente fuerza como para inspirar a grandes pensadores de la talla de:
  • Sigmund Freud

  • Friedrich Nietzche

  • Thomas Mann

  • Émile Cioran

  • Jorge Luis Borges (para los latinos, un poco más patrio [ni tanto])

Simplemente una delicia de autor, de literatura, de pensamiento y de responsabilidad con la raza humana (el educarse es un deber humano).
Sin más preámbulo, mientras el mundo se sorprende de que en Sudán a un jugador nigeriano le impongan 40 azotes por consumo de alcohol, los dejo disfrutar de algunos aforismos de Schopenhauer, su libro El arte del buen vivir:

I

Los “aforismos” se abren con la siguiente cita de Chamfort: “La felicidad no es cosa fácil: es muy difícil encontrarla en nosotros, e imposible encontrarla en otra parte.”

II

Es evidente que los sabios de todos los tiempos siempre han dicho lo mismo, y que los tontos, es decir, la inmensa mayoría de todos los tiempos, siempre hicieron lo propio, esto es, lo contrario de lo que los sabios dijeron. Por eso dice Voltaire: “Dejaremos este mundo tan necio y tan malvado como lo encontramos al llegar.”

III

En el mundo no cabe otra cosa sino al elección entre soledad o vulgaridad.

IV

Semejante al gato que comienza inevitablemente a ronronear cuando se lo acaricia, también se pinta una felicidad dulzona en el rostro del hombre a quien se elogia.

V

Nuestra naturaleza animal es, en general, la base de nuestro ser y, en consecuencia, también la de nuestra felicidad. Lo esencial para nuestro bienestar será, pues, la salud, y junto a ésta los medios para nuestra conservación, es decir, unos ingresos seguros.

VI

Cada nación se burla de las otras y todas tienen razón.

VII

La soledad concede al hombre dotado de grandes cualidades intelectuales una doble ventaja: primero, le proporciona la posibilidad de estar consigo mismo; y, segundo, la de no estar con los demás.

VIII

La sociabilidad es una de las inclinaciones más peligrosas, y hasta perversas, puesto que nos pone en contacto con seres cuya inmensa mayoría es moralmente mala e intelectualmente estúpida, o se halla trastornada. El insociable es un hombre que no necesita de ellos.

IX

Pocas cosas hay que pongan a la gente de tan buen humor como que uno les cuente un suceso desdichado del que recientemente acaba de ser víctima; también cuando se les confiesa sinceramente una debilidad personal.

X

Ningún dinero perdemos con tanta ventaja como el que nos timan, pues con él, al menos, compramos nuestra prudencia futura.

XI

Cuando somos jóvenes nos figuramos que los acontecimientos y personajes importantes de nuestra vida anunciarán su aparición precedidos de trompetas y timbales; en la vejez, la visión retrospectiva nos enseña que todos ellos entraron deslizándose sigilosamente por la puerta de atrás y casi inadvertidos.

XII

Mientras somos jóvenes, dígasenos lo que se quiera, creemos que la vida va a durar siempre, y desperdiciamos el tiempo. Pero cuanto mayores somos, más económicos nos volvemos con nuestro tiempo, pues, al llegar la vejez, cada día vivido produce una sensación semejante a la que experimenta el condenado a muerte con cada paso dado hacia el cadalso.

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