Pasado de moda pero siempre vigente en la agenda política, parece que la moda después del fracaso de la Tercera Vía, es el llamado progresismo. Esta nueva ideología (si se le puede llamar así) o tendencia política es el nuevo lumen de lumine en América Latina.
Vimos en el año 2009, como en Chile (el país de los mineros) se organizo la Cumbre Progre, la pregunta es ¿quiénes fueron los participantes de tal evento? La alfombra roja contó con representantes (presidentes y primeros ministros en su mayoría) de EUA, Noruega, Australia, Alemania, España, Reino Unido, Brasil, Chile, Argentina y Uruguay.
De esta manera, países cuyas políticas trascienden de ser una dicotomía absoluta, se unen en lo que se llamó el preludio del G-20. Las vicisitudes de la vida, hacen que el día de hoy, Reino Unido, Australia, Chile y Uruguay tengan otros representantes, no obstante solo el país anfitrión del evento ha cambiado su política, levemente, el cambio no es tan notable.
La centroizquierda, la centroderecha, y los del centro, si es que existen los tres, distan en la realidad de ser una tricotomía. Bien hizo Lenin al decir que las cosas se debían analizar como eran y no como se suponía que debían ser. El que no encuentre en todos los países progres, como factor común neoliberal, debería hacerse un encefalograma porque parece que algo anda mal.
Se puede elegir leer El manual para el perfecto idiota latinoamericano, o Las venas abiertas de América Latina, ambos esclarecen la realidad que se disfraza como progresista, al mejor estilo marvelistico de Mystique.
No soy seguidor de Hugo Chávez ni de Martinelli, pero por lo menos tengo algo claro, fuera de discusiones sobre la ideología del Socialismo del Siglo XXI, o la nefanda y torva derecha que aplica y guía a Panamá, se que ambos dignatarios reconocen el camino que tomaron. Al pan, pan y al vino, vino.
El progresismo, sea de izquierda o derecha es el nuevo sueño de las clases medias, un último intento para que el nihilismo burgués – traducido en abstencionismo y evasión fiscal – caiga seducido ante las promesas de la democracia. Este intento me parece más que deleznable, es vulgar e inocente, todas las características para que la masa muerda el anzuelo.
Después de vivir décadas de dicotomía ideológica, nace un nuevo espíritu pragmático, unificador del mercado y globalizador. Dar transferencias directas de efectivo a familias de bajos recursos y no promover un cambio real en la educación, la infraestructura, la salud, etc., de la población, más allá de responder a políticas pragmáticas, es populismo, simple y fútil populismo.
El progresismo no es más que una gran y estúpida aporía. Nada más. No niego que si un niño menos muere a causa del neoliberalismo populista, en América Latina, las políticas de algo habrán servido. Al mismo tiempo, sería estúpido no reconocer los avances de Chile, Brasil y Uruguay, en ingente cantidad de campos, no obstante pido que se le llame a las cosas por su nombre, simplemente.
No descubrimos América en un vaso de agua; las políticas consecuencia de la década perdida de Latinoamérica, aunadas a una fuerte crisis del capitalismo, dio como resultado este avatar neoliberal, que es neoliberalismo, simple, no progresismo, termino que sigue en estudio para definir su significado; no obstante, la teleología del progresismo es clara, hacer creer a la gente que hay nuevas opciones políticas, un renacer. Ya la fiebre progre bajo, esperemos que siga así.
Hay pocas razones para decir la verdad, pero para mentir el número es infinito.
Carlos Ruiz Zafón
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