domingo, 10 de octubre de 2010

Dostoievsky & la nueva subliterura

Esto no pretende ser más que un resumen de lo inmensurable; la vida de un gran hombre, con el que tengo la inmerecida dicha de compartir la fecha de natalicio. En la opinión de este lector aficionado, lo mejor que le ha pasado a la humanidad, al punto que me atrevo a decir que si Schopenhauer hubiera leído a Dostoievsky, lo colocaría junto a la música, como una de las pocas maneras en que el humano logra sobrevivir a la cotidianidad.

El 30 de Octubre, en el año 1821, nace en Rusia, un hombre responsable de ser el amanuense que capto en tinta la vida, el pensamiento, la contradicción, la irracionalidad, etc., de la mente del homo sapiens sapiens. Estudioso de varias lenguas, ingeniero de profesión, decide dejar una vida relativamente cómoda y frívola, para dejar al sino su suerte.

Su inicio como escritor dio luces de gran capacidad. Si bien tuvo traspiés, y vivió al borde de la miseria, sus escritos adquieren valor y reconocimiento en su contemporaneidad –a pesar de los desatinos –, para tomar su lugar en la eternidad, de importancia igual o mayor a la de muchos textos sagrados milenarios.

Esto sí pretende ser una ciega apoteosis, de un discípulo (que humildemente lo pretende) a un maestro. No solo es perorar, sino hacer un llamado en la web, de cómo se le da tanta importancia a la ya una vez citada por Víctor J. Flury, subliteratura: vampiros, Coehlos, Larssons, Gregs con sus diarios. No vengo a tratar con ignominia a esta nueva tendencia, simplemente que cuando cualquiera de las obras citadas (o de los autores citados), son comparados con Tolstoi, Orwell, Huxley, Cervantes, etc., las razones de porqué se llevan a cabo genocidios, parecen razonables (hipérbole).

Mi histeria viene de la frustración creada, al vivir en un país en el cual al entrar a una librería no se encuentran libros de William Golding, Milan Kundera o Émile Zola. Triste realidad para un latinoamericano que debe ver como entre los Vampiros (boom actual), los libros de autoayuda y otra historia de moda – creada a partir del mal reciclaje de una historia de literatura universal –, sus coetáneos se embrutecen cada vez más.

Solo puedo pues, encomiar al gran Dostoievsky, dándole gracias por ser una salida a la realidad, una opción enajenante necesaria/indispensable. Unos eligen drogas, otros sexo; están los que no aguantan y llegan al suicidio, yo elijo a Profeta, a dios mismo.

Para que se entienda el fasto aporte a la humanidad que significo el trabajo de este hombre, brindo un ejemplo: entre la lista de los 100 mejores libros de todos los tiempos ((Instituto Nobel, más de 54 especialistas de todo el mundo); en primer lugar se encontraba Don Quijote), Dostoievsky fue el autor con más cantidad de obras en la lista, cuatro para ser exactos.

Entre la magnánima obra podemos hablar de:

Memorias del subsuelo /// Crimen y castigo /// El jugador /// El idiota /// El eterno marido /// Los demonios /// Los Hermanos Karamázov

Estas son las obras más insignes del autor, inmortal. A 20 días del 189 aniversario del natalicio de este hombre, me pregunto si el siglo XXI podrá dar la talla del XIX, o del XX. Es luctuosa la realidad de una generación que ve como a diez años del inicio de una nueva década, el mayor galardón literario, se le entrega a un autor (tardío reconocimiento, bien merecido lo tiene Vargas Llosa, pero) ajeno a las nuevas tendencias literarias, lo que si bien no significa que la producción es inexistente, no ha dado la talla de los grandes…como se espera.

Concluyo: La obra de Dostoievsky nació para quedarse, rindámosle tributo a uno de los padres de las letras, y ojala, de alguna manera, la cultura de masas aprenda a distinguir entre lo bueno, lo malo y lo feo; no me vengan a decir a mi que lea Twilight, después de haber leído Drácula, no me obliguen a leer subliteratura…que bravata más absurda, no estoy dispuesto a quedar ciego.

“Amo a la humanidad, pero, para sorpresa mía, cuanto más quiero a la humanidad en general, menos cariño me inspiran las personas en particular.”

Fiódor Dostoievsky

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